sábado, 12 de noviembre de 2011

SIGUIENTE PARADA: HOLANDA

Ámsterdam La Ciudad de los Canales”:

            Nuestro primer contacto con los Países Bajos fue el aeropuerto de Eindhoven, pero no pudimos aguantar y cogimos el primer tren con destino a la capital del reino: Ámsterdam, donde pasaríamos 3 días sin parar. El viaje fue movido, ya que, nos equivocamos de tren pero fuimos hábiles y con un poco de suerte al bajarnos del tren erróneo, el tren que deberíamos haber cogido venia justo detrás, y todo fue sobre ruedas, nunca mejor dicho.

            En hora y media estábamos en la estación central de Ámsterdam, y al salir de ella casi acabamos siendo atropellados por un par de bicis, pero el error fue nuestro por invadir su carril bici. A pesar de ello durante toda nuestra estancia andábamos más preocupados de no acabar debajo de una bici que no debajo de un coche.


            Fuimos a buscar nuestros aposentos y rápidamente nos pusimos en marcha, a pesar de que el día estaba nublado y lluvioso. Bajamos la calle Damrak con el continuo pasar de bicis y tranvías, hasta llegar a una de las plazas más famosas de la ciudad, la Plaza Dam con su imponente Palacio Real presidiendo la plaza.  Otro de los atractivos de la plaza el archiconocido Museo de Cera Madame Tussaud, donde nos hinchamos a echar fotos con unos famosillos como las Spice Girls, Nicolas Cage, Brad Pitt & Angelina, etc.. y nuestra opinión es que están bastante conseguidos la verdad, merece la pena pasar un rato dentro del museo.

            Como era el primer día que estábamos allí decidimos pasear por las calles y canales viendo el aire que se respira en la ciudad (un “olor característico”) . Paseamos por los principales canales, llenos de barcos que resultan ser el lugar de residencia de muchos ciudadanos, visitamos el Magare Brug, el centro comercial Magna Plaza cuyo interior parece un palacio, etc. Como ya estaba anocheciendo decidimos conocer el famoso Barrio Rojo y ver si era cierto lo que se decía sobre él. En efecto, ver para creer, escaparates con iluminación roja, llenos de mujeres con cuerpazos de modelo en ropa interior e invitándote a entrar abriéndote la puerta de su lugar de trabajo (está totalmente legalizado). Sex shops, museos del sexo, museo de la marihuana, negros ofreciéndote “Business” en todo momento… resumiendo, un barrio para darle al vicio y que sorprende la naturalidad con que los holandeses pasean por allí con sus hijos y familias.

Esa misma noche haríamos el descubrimiento del viaje, el necesario e imprescindible FEBO, lugar donde saciaríamos el gusanillo en el estomago tomándonos un tentempié rápido para reponer fuerzas introduciendo una modenita en el departamento donde estaba la comida recién hecha y bien rica. Después de cenar, al hotel a descansar.

Amanece y ponemos rumbo a visitar la casa museo de Anna Frank, un lugar lleno de recuerdos e historias de la II Guerra Mundial, donde los pelos se ponen de punta al escuchar y ver como sufrió Anna cuando tan solo era una niña que solo quería ser feliz, mientras a través de su ventana observaba como sus vecinos eran arrestados y llevados a un destino fatal.

Tras salir de la casa museo, pusimos rumbo al barrio de los Museos, con el Rijksmuseum, el Museo Van Gogh y el Museo Stedelikj, todos alrededor de la Musemplein y lugar donde podemos encontrar el famoso “I Ámsterdam”. Acabado esto, cogimos el metro con dirección al estadio Ámsterdam Arena, el impresionante estadio del Ajax que tuvimos el placer de visitar por dentro y nos cautivo por su espectacularidad y su moderno diseño.


Entrada la tarde fuimos de paseo por los canales y acabamos entrando en un coffee shop (llamado Andalusia) para comprobar también si era cierto lo que se decía, y queda totalmente confirmado y hasta aquí puedo escribir… Una vez realizadas las comprobaciones, fuimos felices y contentos a cenar y descansar porque a la mañana siguiente nos esperaba el tren en al andén 14a con destino: Rotterdam…


Rotterdam,La Manhattan del Mosa”:

Después de ver la maravillosa Ámsterdam, nuestra siguiente etapa fue visitar la ciudad de Rotterdam a orillas del río Mosa donde íbamos a estar alojados 3 días. Está ciudad nos sorprendió gratamente, ya que, no esperábamos que estuviera tan llena de vida y ambiente. Nada más salir de la estación de tren, descubrimos que en esta ciudad íbamos a tener que estirar el cuello y mirar hacia arriba, no sólo para saber que el cielo seguía encima de nuestras cabezas sino para ver unos increíbles rascacielos que pensábamos que solo existían en la Gran Manzana. Rascacielos por doquier.


El hotel era nuevo, recién estrenado y encima nos tocó una ventana con vistas a la ciudad financiera con sus extravagantes edificios del mil formas. Dejamos el equipaje y fuimos a patear la ciudad de punta a punta. Nuestro primer objetivo era acercarnos al río Mosa y ver el puente Erasmusbrug. El río era un continuo pasar de barcos de mercancías que iban con dirección al puerto más grande de Europa y uno de los más grandes del mundo, el conocido como EuroPoort. Decidimos montarnos en el Spido y recorrer el río para ver el Puerto y los enormes barcos de carga con bandera de cientos de países.

En nuestro camino por el río vimos el mirador de la ciudad, la torre EuroMast, de 185 metros de altura, desde la cual pudimos ver un panorama general de la ciudad y el puerto a pesar de la ventisca que hacía en aquel lugar tan elevado. La torre disponía de un mirador a 101 metros de altura pero un ascensor cilíndrico te subía a 185 metros mientras giraba sobre la torre para ver todas las direcciones posibles.


Otros lugares de interés que visitar en esta ciudad son las famosas Casas Cúbicas, el Walk of Fame al más estilo Hollywoodiano con los pies de Julio Iglesias, el Ayuntamiento localizado entre rascacielos. Dato curioso: la bandera de la ciudad es igual que la bandera de Andalucía, menudo plagio..

Cabe destacar ver un panorama de la ciudad anocheciendo desde el otro lado del río, pues todos los edificios se visten de colores, rojos, azules, verdes e incluso algunos con luces de colores que van cambiando y mostrando mensajes o diferentes dibujos.

En definitiva una ciudad con mucha vida, diferente y atrevida…


Den Haag – La Haya:

Aprovechando nuestra estancia en Rotterdam, decidimos realizar una excursión que nos ocuparía todo el día a la cercana ciudad de Den Haag, más conocida como La Haya en nuestra lengua patria. El viaje fue corto, ya que, la ciudad esta a escasamente 25 Km. de nuestro “cuartel general”.

Nuestra primera impresión al bajar del tren fue comprobar que era una ciudad tranquila pero como un aspecto muy moderno, repleto de edificios asimétricos y acristalados, incluido el ayuntamiento, un impresionante edificio completamente revestido de blanco, que cuando recibo los rayos de sol, luce imponente en el panorama de la ciudad.

La Haya es una ciudad que perfectamente se puede recorrer a píe en un día, o alquilar una bicicleta y hacer un poquito de piernas mientras recorres jardines de amapolas o estanques llenos de patos y cisnes.

Otros edificios característicos de los que pudimos disfrutar son el Binnenhof (Sede del Gobierno), el Palacio Real donde reside la Reina Beatriz conocido como Palais Noordeinde  y la Groenmark o plaza mayor donde se encuentra la principal iglesia de la ciudad, llamada St.Jabobskerks.

Una vez recorrida la ciudad, y en vista de que el clima nos estaba dando una tregua, decidimos acercarnos en tranvía a la famosa playa de Scheveningen, lugar donde en época estival se traslada la marcha holandesa, con decenas de restaurantes selectos, casinos y beachclubs en plena playa como Bora Bora, Copacabana… La “Ibiza Holandesa”.
La playa es bastante extensa (3,5 Km.), con arena fina repleta de conchas y caracolas, pero eso sí, el agua rozando el estado de congelación, fuimos capaces de remangarnos los pantalones y meternos hasta las rodillas para comprobar la temperatura del Mar del Norte, y una vez comprobado, podemos decir que es mejor el Mediterráneo J Una vez recorrido el paseo marítimo, decidimos comer algo rápido y volver a La Haya, donde teníamos que coger el tren que nos llevará de vuelta a “La Manhattan del Mosa” para finalizar nuestra excursión…



Eindhoven:

Aunque está fue la primera ciudad que pisamos tras bajar del avión, no pudimos descubrirla hasta el final del viaje, ya que nada más llegar cogimos el tren con destino a Ámsterdam. Una vez recorridas las demás ciudades, el final de viaje se acercaba y retornamos a Eindhoven donde el avión nos esperaba para volver a España.
           
Fue la ciudad que menos nos llamó la atención, ya que, carece desde nuestro punto de vista de atracción turística, más bien es una ciudad industrial conocida por ser la sede de Philips y DAF, y por su laureado equipo de fútbol, el PSV Eindhoven.

            Nos costó encontrar el hotel, ya que, se encontraba en obras, y no era muy visible que digamos, pero al final lo encontramos y tuvimos suerte de que nuestra habitación no se encontraba dentro de la zona de obras. Eso si, eran un poco horteras las instalaciones.

 Una vez dejadas las maletas nos dispusimos a recorrer la ciudad aprovechando la luz, no las de las bombillas Philips sino la luz solar que aún nos acompañaba. Otra urbe que puede recorrerse a pie sin problemas y que en un día la conocerás entera. Nuestra primera visita fue al estadio del PSV, llamado como no “Philips Stadium”, luego visitamos el Stadhuis o Ayuntamiento, y fuimos en busca del Evoluon, una especie de ovni convertido en espacio para conferencias, exposiciones, etc..Pensábamos que estaba cerca, pero encontrarlo era misión imposible, y decidimos sacar unas fotos desde la lejanía, ya que, estábamos un poco quemados de no encontrar el camino que nos llevara al edificio. De vuelta al centro decidimos irnos a cenar a un bar que lucía llamativamente “comida española”, pero para nuestro estómago aquella tortilla de patatas que pedimos, debería ser typical netherland, porque española no era desde luego, pero no sólo el estómago se nos resintió al probar semejante tortilla sino también el corazón al ver la cuenta y ver que nos habían asestado una buena puñalada.


Nos despertamos al día siguiente con destino al aeropuerto de Eindhoven y vuelta a casa. Pero el viaje nos deparó unas maravillosas vistas aéreas sobre París y sobre la bahía de San Sebastián que inmortalizamos con la cámara. Y aquí acabo nuestra aventura por la tierra de las bicis, canales, amapolas y demás plantas “aromáticas”…


Próximo Destino: La Città Eterna, Roma



No hay comentarios:

Publicar un comentario